Cuando un paciente experimenta la enfermedad de Crohn sabe que esta le afecta directamente al tracto digestivo produciéndose una inflamación en la zona que debe de ser tratada de la forma adecuada. Uno de los síntomas generales de esta inflamación es un dolor agudo: los intestinos se empiezan a inflamar en su totalidad y se producen obstrucciones de gran importancia en la zona.
Según los expertos, el dolor que se experimenta atraviesa por varias fases: en un primer momento se produce un malestar con hinchazón leve, una segunda fase es la producción de un dolor constante que puede ser algo complicado de identificar y, finalmente, un dolor punzante y muy agudo.
Para poder combatir el dolor se pueden utilizar analgésicos… ahora bien, en ningún momento el paciente debería autorecetarse algunos de ellos; siempre se ha de tener en cuenta la opinión del doctor para evitar cualquier tipo de problema de cara al futuro. En el caso de que se tenga alguna duda siempre se ha de poner en manos del especialista; este se encargará de recomendar o desaconsejar un tipo de analgésico en base a nuestra situación específica.
A continuación vamos a ver algunos tipos de analgésicos y el efecto que pueden tener así como algunas consideraciones para reflexionar. Aquí la relación entre analgésicos y enfermedad de Crohn.
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Relación de los analgésicos y enfermedad de Crohn
Acetaminofén
Normalmente los expertos suelen recomendar este fármaco en el caso de que el dolor que el paciente pueda llegar a experimentar sea leve. Se trata de un analgésico que se puede comprar libremente sin que tengamos que tener la receta para ello.
Además, es importante tener en cuenta que no lo vamos a encontrar por este nombre, que este solo hace referencia a su principio activo. En realidad se comercializa por varios nombres como puede ser Actamin o Tylenol.
El principal objetivo de este medicamento es reducir el dolor que experimenta cualquier paciente con esta enfermedad. Ayudará a eliminar el dolor en un porcentaje muy importante. Ahora bien, al igual que es un medicamento altamente recomendado por los especialistas, estos establecen que tenemos que ser muy cuidadosos. Se pueden producir algunos problemas de gran importancia en el caso de que nos excedamos de la dosis recomendada. Además, como deberíamos hacer en cualquier medicamento, será de vital importancia leer todos los efectos secundarios y hacer la valoración sobre si nos interesa o no.
Analgésicos narcóticos
Por otro lado tenemos el inmenso grupo de los analgésicos narcóticos. El principal punto en contra de este grupo es que aquí si que necesitaremos tener receta médica para poder adquirirlos… sin embargo, esto realmente no es una desventaja porque así el paciente no se puede automedicar y en todo momento tiene que seguir las indicaciones del médico.
El objetivo de estos fármacos es tratar algunos de los síntomas más dolorosos de esta enfermedad. Además, estos elementos también son capaces de conseguir que el movimiento de las heces internas del organismo ralentice su velocidad (por esta razón también se consideran un buen recurso para poder eliminar problemas de diarrea).
Uno de los problemas que puede provocar el consumo de este tipo de elementos es la adicción; en el caso de que se estén utilizando para poder tratar los síntomas de la enfermedad durante mucho tiempo, puede que nos terminemos enganchando a ellos. Por esta razón el especialista siempre recomendará prudencia a la hora de consumirlos.
Otro potente recurso que tenemos que tener en nuestra mente.
¡Cuidado con los antiinflamatorios no esteroides!
Y finalmente nos encontramos con el grupo de antiinflamatorios no esteroides. Este grupo no es recomendado para poder tratar los efectos de esta enfermedad. Normalmente son analgésicos que suelen contener ibuprofeno o aspirinas (por ejemplo, Advil, Montril, Naxopreno o algunos similares).
Entre algunos de los problemas de estos tipos de analgésicos es que podrían ser capaces de incrementar el sangrado que estos pacientes pueden experimentar en la zona de los intestinos. Esto es un síntoma de alta gravedad porque puede dar lugar a la provocación de pequeñas ulceras en ciertas zonas localizadas del interior del organismo.
Ahora bien, este es un punto algo polémico porque algunos expertos han estado analizando la relación entre el sangrado y el medicamento y no han encontrado nada que realmente lo pueda llegar a relacionar. De todas formas, aunque no existen datos contrastados sobre ellos, nosotros te recomendamos que, en cualquier caso, tengas mucho cuidado y, como ya te hemos comentado a lo largo de todo el artículo, en el caso de que tengas cualquier tipo de duda, antes de tomar cualquier analgésico, te pongas en contacto con el médico para que pueda analizar si es o no adecuado en base a tu situación.